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miércoles, 28 de diciembre de 2016

¿ Donde está Dios?

¿Donde está Dios?
Publicado: 28/12/2016
Escrito: @rilumaka 
Seccion: Historias de Resiliencia 
ATENCIÓN: Este escrito va dirigido a un grupo específico de personas, diseñado para los que ponen en pausa sus prejuicios. Es recomendable mandar a dormir sus deseos de venganza y si posterior a su lectura lo invade un inspector policial, lo invito a sintonizar HBO. Lo que leerás a continuación son unas líneas escritas con un corazón que usa de musa el alma. 
¡Hola! Hoy no enviaré un saludo universal, más bien deseo hacer de este escrito una comunicación personal, íntima, aquí entre tú y yo. Mi querido lector, te mando el mejor de los abrazos en este día, gracias por venir mes a mes a leer lo que, con cariño, escribo para nuestro aprendizaje juntos. Quienes entran al blog por primera vez, bienvenidos sean, seguramente tienen un gran amigo que los aprecia y por eso les regala este tipo de literatura.  

Cerraré el año hablando de un ser divino, Dios, de sus propósitos y de sus caminos que, a veces, parecen ser distintos a los nuestros. Quién es, cómo es y porqué hace lo que hace, son preguntas que aún no logramos respondernos con la certeza que tanto nos gusta y a la que somos adictos. En lo personal, a cada año me gusta ponerle un nombre,  se llaman según mis acciones y logros durante ese año. El año 2015 se llamó "persistencia". Fue un año de batallas épicas, era seguir en la Universidad a pesar de... (tener cáncer, de no tener empleo y estar deprimida por la situación del país) pero, persistí, persistí y persistí hasta que logré sobreponerme a todo. Luego de un año entero de radioterapia y quimioterapia; en diciembre del 2015 celebraba mi plena recuperación. Aunque aplacé un par de materias, logré llegar a la mitad de la carrera sin tener que interrumpirla, y el estar desempleada me enfocó a crear este blog con la intención de ser un soplido inspirador. Desde diciembre que ganamos la asamblea me dispuse a escribir sobre lo que estaba en el tapete social bajo la fiel promesa de darme ánimos, dándole ánimos a ustedes siempre que  me leyesen.

En 2016, viví más adversidades que en el 2015. Mes a mes hacía maromas para escribir sin falta el artículo; cuando mi computadora se dañó, empecé a escribir en el cuaderno, como me robaron mi bolso con mis notas un par de veces, comencé a escribir en el teléfono, también me robaron el teléfono y con él, las notas escritas para los artículos. Hasta que me convencí de escribir solo en las computadoras de la universidad, por cosas del destino, cuando ya estaba terminando el artículo la computadora colapsaba y se reseteaba (malaya sea, diría un maracucho y un gran coño de la madre, a lo caraqueño). Ahora bien, como mi mayor aprendizaje del año pasado fue persistir, asumí con paciencia que la adversidad es como el monte, sale en tu jardín aunque no lo quieras. Antes de llegar a esa conclusión, me senté en un espacio, que tengo dispuesto para la reflexión, en mi casa, prendí mi fuente de agua, con diseño de bambú y me pregunté el porqué de la adversidad, por qué me cuesta tanto fluir con lo que más amo (estudiar y escribir), ¿Será que Dios no quiere?, ¿Será que eso no es para mí?... mientras me hacía estas preguntas, observaba como el agua se deslizaba por los troncos del bambú, (me encanta ver como fluye) por lo visto no hay obstrucción, simplemente se da con naturalidad. ¿Es por el bambú o es por el agua? Al parecer es por el agua, ella no se cansa de circular por los cuatro niveles que tiene la fuente para volver otra vez abajo y comenzar de nuevo el recorrido, lo que si sucede es que el agua se acaba y cuando eso ocurre, yo le coloco agua de nuevo, no peleo con la fuente porque acaba el agua, simplemente sé, que ese es un proceso natural, si quieres tener agua en la fuente, cada vez que se acabe hay que volverle a surtir. No me arrecho por eso, pero ¿Por qué me molesta volver a comenzar una y otra vez un escrito que perdí por “x” razón?, ¿Por qué me molesta echarle "agua de ganas" a mi día a día? Porque encontré una excusa para olvidar que ese es un proceso natural de la vida, encontré a Dios, ¿Él es el culpable de que se me seque el agua, de que me crezca el monte en el jardín o de que me vaya mal?. ¿Es Dios, que me apaga la luz, quién no ve por Venezuela?, ¿Es Dios quien no interviene en el sufrimiento humano?, ¿Es la ira de Dios la que se ha desatado sobre la humanidad por que Eva lambuceó la bendita manzana?, ¿Es Dios que no le ablanda el corazón a los políticos que se han vuelto tiranos? (aunque fuimos nosotros los que votamos por ellos una y otra vez) al parecer encontramos la excusa perfecta para alejarnos de nuestro trabajo. ¿Cuál es? Estar en sana comunión con la vida. Creo que ese es el propósito supremo, hacer las paces con la vida muy a pesar de...

En este aniversario como bloggera, quiero cerrar este ciclo compartiendo con ustedes el nombre que tendrá este año, y para ello utilizaré uno de mis más recientes aprendizajes, existe lo inexplicable! Y ANTE LO INEXPLICABLE NO HAY CULPABLES.

Luego de un arduo 2016, celebraba la vida por el simple hecho de tenerla, desperté un viernes bajo la filosofía de Luis Galindo "los días de tu vida no son cartuchos que tienes que consumir, son días que tienes que vivir" Así fue, me dispuse a vivir un día, no a consumirlo. Decidí llegar tarde a la universidad, dormir un par de horas más, bañarme en estado consiente de cada fragancia, poner en pausa el tiempo mental, dedicarle un poco más de tiempo a mi perra y escribirle una mensaje inspirador a mis amigos que son como Ari Paluch dice en: (60 píldoras sin fecha de caducidad) "las demás personas son nuestra oportunidad de ofrecer lo que somos" y como lo que yo soy, es un ser humano de espíritu indomable, le decía a mis amigos que debíamos pararnos frente al espejo y ver en cada uno de nosotros el súper héroe que necesita Venezuela, que debíamos permitirnos ser felices a pesar de la tela de araña política que pretende atrapar la fe de cada habitante de esta tierra tricolor que vio nacer a gente como Tío Simón. En fin, ese viernes amanecí en otra frecuencia.
Salí de mi casa con un arcoíris de sonrisas, fui a mi clase favorita "Desarrollo Social", me deleité con los conocimientos, luego me fui a mi trabajo y después de unas fructíferas horas de labor me dispuse a ir a casa. No sé a qué hora llegué, ni como lo hice, solo sé que desperté bajo los efectos de la burundanga y con ello, algunas partes de mi cuerpo profanadas. Evidentemente, pensé que enloquecería, creía que Dios no me amaba, porque permitía que a alguien como yo, que he hecho un trabajo espiritual importante por estar en sana comunión con la vida, le pasaran esas cosas. Quise literalmente morir y no creí que volvería a estar de vuelta con ustedes.
En esa búsqueda incesante por volver a la realidad y salir del trauma fui al psicólogo, quien de inmediato me refirió al psiquiatra; pero claro, la psiquis que no es para nada tonta, al ver como el pensamiento hacía un breve resumen del pasado (cáncer de cuello uterino 2014/2015 superado; cáncer de páncreas 2016 superado; pérdida de uno de mis padres por crisis humanitaria 2016; y ahora esto) dijo: hasta luego...! durante unos días sufrí de choques eléctricos y me disocié de la realidad, perdí la capacidad de hablar bien y entré en estado profundo de depresión. Pero...pero, por fortuna soy de espíritu indomable, además estoy rodeada de mucha medicina (no tradicional) ¡el amor!.
 
Soy una bendecida y afortunada al estar desbordada de gente que me ama, me admira y quienes no permitieron que olvidara todo lo que he logrado. Como dice mi adorado ángel y acompañante de vida "el amor saca todo lo que no es amor." GRACIAS A ESO, ESTOY PARCIALMENTE ESTABLE.
Ahora, sí te puedo decir Dónde está Dios, él está en donde uno permita que esté, yo lo vi manifestarse a través de una ONG recién creada llamada médicos sin frontera, lo vi actuar con mis amigos y el amor incondicional que han tenido para conmigo, lo he visto en cada plato de comida que ha sido preparado para alimentarme, y lo mejor de todo, lo sentí en mi corazón al no permitirme odiar al victimario, que seguramente ha sido víctima. Lo perdono por abusar de mí, lo perdono por cambiar mis planes, lo perdono por apartarme circunstancialmente de mi universidad y lo perdono aunque su enfermedad no le permita saber que necesita ser perdonado. Por fortuna, desde hace años práctico el hoponopono así que: "lo siento, perdón, gracias, te amo". Querido lector, si alguien te ha hecho daño de forma premeditada o inconsciente, mi regalo para ti hoy a través de esta historia es "perdónalo". Odiar o perdonar es una elección aunque no lo creas, puedes elegir qué sentir, así no hayas escogido la situación que te pone en esa disyuntiva. Perdonar no te será fácil, solo si te aferras a la idea de que es necesario odiar por un tiempo, mientras duela la herida.
Nuestro país necesita olvidar, necesita del perdón y necesita, para poder reconstruirse sobre bases sólidas, le urge una cura de AMOR. Deseo cerrar esta historia con la estrofa de una canción que me encanta:
Si cada lágrima te hace más fuerte
Muerde la vida con uñas y dientes
Hoy, puede ser, que todo empiece a cambiar
Si cada piedra marca tus rodillas
Y la ilusión se convierte en cenizas
Hoy, puede ser, que todo empiece a cambiar
Y lo mejor, lo mejor ESTA POR LLEGAR...
(La vida es un vals, Diego Torres)

Antes de publicar este, el último artículo del 2016, mis lectores ideales me preguntaron: si yo creía que está era la mejor forma de celebrar un aniversario y de despedirse de quienes mes a mes vienen a leerme. Les dije que para mí, no existen las malas noticias, para mí lo que existe son los aprendizajes y esta lección me mostró cómo ser quien soy "a pesar de", y que nadie es capaz de calzarme un zapato talla 36, porque he crecido tanto que calzo 42. Hay zapatos que no nos quedan y sobre todo, cuando hemos crecido de verdad. El zapato del odio, la venganza, del saber cómo, cuándo y por qué, mide 36.... Ya no me queda ni que quiera.
 
Mi mensaje de navidad está implícito en la historia que acabo de narrar, pero a modo de condensación, les digo: preparemos nuestro ser individual, hagámoslo más fuerte, démosle vitaminas de amor. Así no habrá tormenta externa que nos haga cambiar lo que en esencia somos. Feliz año 2017, fue un placer inspirarme inspirándolos, gracias por sus comentarios y exigencias, ellas también me hicieron crecer.
Ya sabes, aunque en tu jardín salga el monte, no dejes que este opaque tus flores; aunque a tu fuente se le seque el agua, no creas que es Dios quien no quiere que fluyas, recuerda: si te cuesta hacer algo, es porque tienes que hacerlo. Y como hay que ponerle un nombre a este año, que sea … PERDÓN.

Escrito por: @rilumaka