Publicado: 12/12/2017
Escrito por: @A_leuzenev
Sección: “14 cartas en
frecuencia de agradecimiento”
“Así de simple, la mujer es lo más cercano a la perfección. Tanto así, que el universo la envidia”
Carmelo Di Fazio
Nota: si
es lector consecuente de la sección “14 cartas en frecuencia de agradecimiento”
puede saltarse el siguiente párrafo, si es un nuevo lector, disfrútelo, lo
hemos dejado intacto para Ud.
Un
martes por la mañana Jaim se preparaba para iniciar su día, apurada comenzó a
atropellar su rutina, iba tarde a su encuentro con los conocimientos, de pronto
su teléfono que nunca suena, le avisó que tenía una llamada entrante. Era su
editor, ella no quería contestarle, sabía que la llamaba para pedirle un
escrito que no tenía listo. Deslizó su dedo por la pantalla y con tono
desdeñoso lo saludó, él le dijo que sabía que no tenía listo el próximo
artículo, ambos intercambiaron risas como dos buenos cómplices. Él le dijo: -
Esta llamada no es para que hables, esta llamada es para que escuches, cuando
te propuse regalarte un blog llamado “Viviendo un país” bajo la dirección de
“La vida y sus vainas” quería que hicieras lo que mejor sabes hacer, escribir sobre
lo que vives, sobre lo que significa vivir un país como Venezuela, te lo regalé
para que nos contaras lo que ves, lo que hueles, lo que sufres, lo que logras,
pero, sobre todo, para que nos contaras cómo es que los venezolanos superan la
adversidad. Sé que estás viviendo un
país que a veces te dibuja sonrisas y en el mismo día te las quita.
Pero también sé quién eres, así que prepara la tinta, viértela en el tintero,
aquí te traigo una tarea que me ayudo a salir de la depresión que viví cuando
también era un joven lleno de sueños pero sin dinero… nunca lo compartí con
nadie, ahora siento que ha llegado el momento. Escribe 14 cartas en frecuencia
de agradecimiento, dedícaselas a todas esas personas que te han construido como ser humano, que te
han inspirado a seguir
tras tus sueños. Es hora de agradecerles a todos esos seres que te han enseñado, reconstruido, motivado, salvado y hecho feliz en ese maravilloso
viaje que ha sido tu vida. Son 14 cartas porque las vas a escribir con el
corazón de una niña de 14 años, esa que ya va dejando de ser niña pero
que todavía no termina de ser adulta… nos vemos en el próximo párrafo de
nuestra historia, te quiero mucho mi querida Jaim…
Carta numero 4
Es
viernes primero de diciembre del 2017,
las calles de Venezuela con un dólar que ya supera la barrera de los 100 mil bolívares, no huelen a navidad. Los memes que deberían dar risa, están
cargados de ironía y de queja social, algunos dicen: “hasta el amigo secreto se fue
del país”, otros expresan
preocupación, tal vez masculina: “Que en esta
navidad escasee todo menos el bollo” de esta manera el venezolano vive esta
distopia de país, aunque supuestamente sería más feliz con el socialismo del
siglo XXI. Jaim, que es una aficionada de las fechas familiares aterrizó este
primero de diciembre en medio de una pista de melancolía, de pronto comenzó a
pensar en todos los que ya no están y en lo difícil que es compartir con los
que aún quedan. Por alguna razón vino a
su mente un personaje, un hombre de esos que ella considera tan valioso como un
biscocho en una tarde de domingo. Desde hace días lo tenía en sus pensamientos
hasta que logró comprender la necesidad que tenia de él.
Aquel
sentimiento de melancolía, aromatizado de temor, ante un año 2018 repleto de complicados
pronósticos, le recordó un momento en especial, el día que murió uno de los dos
padres que había decidido tener, cuando su viejo dejó de respirar en sus brazos
por falta de un niple de oxígeno sintió que la fe había muerto aquel día, sin
embargo, la vida se encargaría de mostrarle que la fe es como el cielo, aunque
el clima lo haga verse nublado, su azul intenso es una llama que nunca se
apaga. Para su cumpleaños había pedido de regalo un libro titulado “El Ángel que no merecía morir” sin saber
que esas páginas serían las perfectas compañeras para esos días de luto. Lo
leyó en cuarenta y ocho horas tirada en un sofá, esas páginas se le ayudaron a
convertir su tristeza en comprensión.
La
lectura de ese libro fue una bendición que la preparó para los días venideros. Bajo
ese recuerdo nostálgico, volvió de nuevo al primero de diciembre del 2017. Luego de una respiración profunda sonrió,
encendió su laptop al mismo tiempo que
se decía en voz baja - Gracias Carmelo… La
frecuencia de agradecimiento tocaba de nuevo a la puerta de sus dedos. Ahí
estaba Jaim, una vez más, bajándole el
volumen a sus preocupaciones para dejar que la música de la gratitud sonara.
Cuando
el cursor estuvo listo escribió “La vida es fe” e inició uno de los viajes más
apasionantes de sus días. 14 cartas en frecuencia de agradecimiento.
Carta #4 “La
vida es fe”
Gracias Carmelo Di Fazio
Hace
un par de años estaba en twitter buscando algo interesante para ver además de Mister Popcorn Celestial, tratando de evadirme de las garras de los
politiqueros, cuando leí algo que decía más o menos esto “La mujer no es un ser
tan especial, apenas es la mitad de sol, un cachito de luna…” al ver eso tan
sublime en twitter, comencé a investigar al personaje, un hombre tan precioso
que me inspiró a escribirle un piropo que debo confesar no le diría a
cualquiera. Con tan solo 120 caracteres tuve que utilizar artillería pesada, así
que le dije: “Menos mal que no estás en Venezuela, porque si no te llevan preso
por exceso de belleza, ¡Acaparador!”… él me respondió con su frase típica - Gracias amiga Bendita-. Ese “amiga
Bendita” fue como una flor que uno guarda en un libro para que el tiempo no
la marchite ni le quite su aroma… Luego de aquel encuentro, vi que le obsequiaría
a sus seguidores más creativos el libro “Quien inventó la crisis” la promoción
de los 5 primeros ya había pasado, sin embargo igual le escribí “Yo te bajo la
luna una noche estrellada para que no se note su ausencia, pero regálame esa
obra tuya” y ahí me enseñó su primera lección, a veces romper las reglas es una bendición, -me regalo su
libro-.
Me
leí “Quien inventó la crisis” y con él aprendí a ver y pensar más allá de lo
que uno cree, con esas líneas aprendí a afinar mi pensamiento, gracias por eso Carmelo.
Luego ya no supe más de él porque, sin desearlo, la vida me cambio de maestro,
ya no se llamaba Carmelo Di Fazio sino Cáncer, entonces comencé a creer que mi
sueño de ser escritora ya no se haría realidad. Cosas que uno piensa mientras
el escritor del cielo sonríe. Durante aquella batalla comencé a pensar que las
ideas de mi libro no podían evaporarse conmigo en caso de que las emociones
cancerígenas me ganaran y me dejara besar por la parca, así que lo contacté
como si él fuese mi amigo de toda la vida y yo le fuese a dejar un testamento.
Él me regaló una video-llamada, fue un domingo… lo recuerdo, lo vi en la pantalla
de mi celular como quien puede ver a un ángel, con su sonrisa tímida me
preguntó si me había gustado el libro, sin cejas que dejaran ver mi asombro por
poder estar hablando con él, le dije que estaba encantada. Gracias por hacerme
reír ese día Carmelo.
Ese
domingo hablamos de Venezuela y de su Natal Puerto Ordaz, sobre qué lo inspiró
a escribir la novela “El Marica”, un método de protesta social, una forma de
denunciar tanto el lado perverso de los líderes políticos como el de los
moralistas de la sociedad. Un libro hecho con la finalidad de llevar al lector
a cuestionar lo que se erige como sagrado
para que forme su propia opinión. Su sencillez y apertura me dieron pie
para plantearle mi deseo de legarle las ideas de mi novela, al percibir
aquello, Carmelo me dijo: “¡NO! Tú vas a estar bien, recupérate, cuando tengas
el libro listo, avísame y hablamos con el editor…” me ofreció su ayuda y me
reinyectó con adrenalina de sueños. Creo que ese domingo comprendí que no podía
irme así no más. Gracias Carmelo, por pegarme de nuevo mis alas para que
siguiera soñando. Dicen que los domingos son los días de Dios, le doy las Gracias
a nuestro creador por manifestarse a través de ti ese día.
Después
de aquella conversa le perdí la pista, tal vez porque me enfoqué en
recuperarme, por fortuna pude sanarme del cáncer producido por los sentimientos
de un corazón corrosivo. En mi lista de deseos de cumpleaños pedí de regalo el
libro “El Ángel que no merecía morir” y así fue, me lo obsequiaron. Llego a mi
vida para acompañarme como él mismo dice en una de sus líneas “Cuando el amor es verdadero, las
casualidades se convierten en milagros”
comencé a leerlo un 05/07/2016 y mi padre murió el 15/07/2016 en mis
brazos sin oxígeno a causa de la inexistente crisis humanitaria.
Mi
amor por la literatura es tan verdadero que fue un milagro estarlo leyendo
justo cuando sentí que quedaba sola y creía que no podría con todo lo que se me
venía. Luego del sepelio leí esta frase:
“Nada en la vida llega sin esfuerzos;
incluso los milagros” aquello me parecía sub-real, estar leyendo de
milagros justo en aquel momento. Aún no
lo entendía pero el aprendizaje venía en camino. Gracias por esas líneas
Carmelo. Esfuerzo tras esfuerzo, he logrado ser bendecida con muchos milagros,
entre ellos estar viva, respirando suavecito y feliz mientras te escribo esto.
Bajo
todo aquel clima de frustración social por el que yo estaba pasando, me tropecé
con esta lírica: “Los políticos matan por
conveniencia, los narcos, por negocio y los comunistas, por cobardía” la verdad es que luego de leer cada frase,
lejos de sentirme impotente, estas líneas me daban más fuerza. Gracias por eso
Carmelo. Tengo que agradecerte porque me hiciste comprender que lo del Canal
Humanitario nunca se daría,
evidentemente eso sería asumir que la política social de la revolución
había fracasado, y sí efectivamente los comunistas matan por cobardía. Los dos días que tomé para leer “El Ángel que no merecía
morir” me sirvieron para dejar atrás mi falsa fe y así poder restaurar la fe
verdadera, no fue fácil, pero gracias a ti pude hacerlo. Con tu libro descubrí
que los viejos políticos se niegan a morir aunque estén desprovistos de
cualquier soplo de vida, razón por la cual nos van a querer chupar toda la
vitalidad que le permitamos. Me hiciste
fuerte en un momento en el que estaba muy débil, ante eso solo puedo darte las ¡Gracias!
Carmelo.
Cada
vez que la mente le subía la llama a la parrilla de mis creencias con
pensamientos aniquiladores de fe, leía en tu libro frases reveladoras como esta:
“Así somos los humanos; nuestro mayor
enemigo convive en pensamientos o suposiciones que nunca llegan a suceder, aunque poseen la silenciosa facultad de
asesinar la fe” ¡gracias! porque estas palabras me recargaron de
vitalidad. Tú me enseñaste que la fe es un asunto de creer, así la vida misma
se nos extravíe en medio de la carretera, la fe es el barniz que resguarda la
madera de nuestra alma aun cuando creemos que todo está perdido.
Bendito
sea el día en el que decidiste ser escritor porque ese día, sin saberlo,
escogiste ser mi maestro, compañero, mosquetero, ángel guardián o como tu
personaje el “Zurdo”, un tipazo que está clarito de que le tocó ser parte de un
milagro viviente. ¡Gracias por eso! Carmelo.
Por
temas de caracteres me tengo que cerrar estas líneas, aunque no quisiera, por
mí escribiría un libro entero de todo lo que a tu lado he aprendido. Sin
embargo voy a despedirme con el más
valioso de los aprendizajes que junto a ti adquirí.
La
virginidad en política es el octavo pecado capital y el más peligroso de todos.
Recuerdo que discutimos no muy
amablemente por twitter un día de esos en los que me negaba a aceptar la
verdad, dicho en tus palabras: “En comunismo no existe oposición o la aniquilan
o la compran”… era tal mi estado de negación que puerilmente me puse a defender
a quienes hoy instalan tarimas de dialogo sobre las tumbas de los caídos. Ante
mis argumentos recuerdo que solo me dijiste “amiga bendita jamás confíes en nadie, todos son leales hasta que te
traicionan”… ha sido un amargo pero
especial placer haberlo aprendido contigo.
¡Gracias
mi gran maestro de vida Carmelo Di Fazio!
Aquellas
líneas le recordaban a Jaim que estar en Venezuela exige mucho coraje, pero para seguir
viviéndola es indispensable preservar la fe.
Sonrió respirando ese sentimiento de serenidad que surge luego de
escribirles a las personas que la han ayudado a ser quien es. En su libreta de
notas quedó la siguiente frase sin usar “Dios nos envía los milagros cuando más
los necesitamos y cuando menos pensamos merecerlos”… La leyó en voz alta y
dijo: ¡Tú sí que te lo mereces Venezuela…!
Escrito por: @A_leuzenev
Esta carta no recuerdo haberla leído ... me estaba perdiendo de valiosas enseñanzas que compartes con tu pluma que siempre invita a continuar leyendo
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