Publicado: 22/04/2019
Escrito por: @A_leuzenev
Sección: “14 cartas en frecuencia de agradecimiento”
“También es un acto de
corrupción que se nos pague por algo que no sabemos hacer”
Mariela Mata
Nota: si
es lector consecuente de la sección “14 cartas en frecuencia de agradecimiento”
puede saltarse el siguiente párrafo, si es un nuevo lector, disfrútelo, lo
hemos dejado intacto para Ud.
Un martes por la mañana
Jaim se preparaba para iniciar su día, apurada comenzó a atropellar su rutina,
iba tarde a su encuentro con los conocimientos, de pronto su teléfono que nunca
suena, le avisó que tenía una llamada entrante. Era su editor, ella no quería
contestarle, sabía que la llamaba para pedirle un escrito que no tenía listo.
Deslizó su dedo por la pantalla y con tono desdeñoso lo saludó, él le dijo que
sabía que no tenía listo el próximo artículo, ambos intercambiaron risas como
dos buenos cómplices. Él le dijo: - Esta llamada no es para que hables, esta llamada
es para que escuches, cuando te propuse regalarte un blog llamado “Viviendo un
país” bajo la dirección de “La vida y sus vainas” quería que hicieras lo que
mejor sabes hacer, escribir sobre lo que vives, sobre lo que significa vivir un
país como Venezuela, te lo regalé para que nos contaras lo que ves, lo que
hueles, lo que sufres, lo que logras, pero, sobre todo, para que nos contaras
cómo es que los venezolanos superan la adversidad. Sé que estás viviendo
un país que a veces te dibuja sonrisas y en el mismo día te las quita.
Pero también sé quién eres, así que prepara la tinta, viértela en el tintero,
aquí te traigo una tarea que me ayudo a salir de la depresión que viví cuando
también era un joven lleno de sueños pero sin dinero… nunca lo compartí con
nadie, ahora siento que ha llegado el momento. Escribe 14 cartas en frecuencia
de agradecimiento, dedícaselas a todas esas personas que te han construido como
ser humano, que te han inspirado a seguir tras tus sueños. Es
hora de agradecerles a todos esos seres que te han enseñado, reconstruido, motivado, salvado y hecho
feliz en ese maravilloso viaje que ha sido tu vida. Son 14 cartas
porque las vas a escribir con el corazón de una niña de 14 años, esa que
ya va dejando de ser niña pero que todavía no termina de ser adulta… nos vemos
en el próximo párrafo de nuestra historia, te quiero mucho mi querida Jaim…
Es
sábado de gloria, son aproximadamente las 5:57 de la tarde. En la ciudad de
Santo Domingo hace un silencio sepulcral, ni las hojas se escuchan, todo está
en silencio menos la mente de la futura novelista Jaim. Tras salir del cuarto
de ideas que llamo “La habitación propia” en honor a Virginia Woolf. Jaim se
dispuso a terminar de ver una película que dejo en pausa en horas de la mañana.
Luego de ver “The queen” el nombre de una persona ilumino su mente, sus ojos
brillaban de emoción. Extrañamente observar el poder de influencia que la
princesa Diana tuvo sobre el pueblo británico aún después de su muerte, la hizo
pensar en su maestra y el poder de influencia que esta tiene sobre ella. Miró
sobre su escritorio y notó que varios de los libros que la acompañan
actualmente están ahí por sugerencia de Mariela Mata, la artífice de las tildes
bien puestas, las líneas pulidas de sus escritos y razón de ser de sus
constantes mejoramientos para no abandonar el noble oficio de la escritura. Encendió su máquina azul y bajo una sonrisa
cálida se dispuso a dedicarle unas letras bajo la frecuencia de agradecimiento,
esa que la mantuvo en pie cuando sus pasos parecían no andar más.
Llevo tu luz y tu
enseñanza en mi piel
Querida amiga, hay una bellísima
oración que define esta sección dice así: “Es hora de agradecerles a todos esos seres que te han enseñado, reconstruido, motivado, salvado y hecho
feliz”, la amistad que me has brindado cumple con todos los requisitos
de frecuencia de agradecimiento. Así que me aventurare a ir al pasado, recuerdo
el día que te conocí, no se me olvidan mis palabras chocantes y un tanto
revolucionarias. Una de tus exigencias era que después de ti, no entraba nadie
al salón de clases. Solo pude entenderlo mediante el ejemplo, nos enseñabas a
respetar el tiempo del otro tanto como se valora el de uno mismo. Yo me queje porque pensé que era injusto, tú
me explicaste que lo verdaderamente injusto es tener que esperar al que llega
tarde. Así que con eso aprendí a respetar al otro más que el valor del tiempo
en sí mismo.
Hay personas que son valiosas por
la huella que han dejado en la memoria de nuestra historia, tú sabes de esto,
pues eres una maestra a la hora de interpretar los hechos del ayer. Quiero que
sepas que has dejado en mí cientos de páginas para recordar con agrado y estoy
segura que no las olvidare así me de Alzheimer. Mi memoria sabe que una parte
de mi luz, está ahí, porque tu encendiste
la llama de mis conocimientos, contra todo pronóstico, ahí estábamos en clases,
mientras el régimen trataba de llenarnos de oscuridad, tercamente nosotros nos
sentábamos a estudiar la historia de los hechos económicos y sociales de la
humanidad, combatiendo a la ignorancia. Siempre bella, siempre regia, como si
nada te tocara, así me enseñaste que “al mal tiempo buena cara” y que verse
bien y perfumarse es una forma de resistir en tiempos de crisis.
Me motivaste a inspirarme con mis
fracasos y a no rendirme jamás. Eso hoy en día se valora mucho, porque estamos
rodeamos de desalentadores de oficio, gente que habla más de las nubes grises
que de los amaneceres vibrantes. Por fortuna nunca te has dejado apagar,
gracias por ayudarme a reconstruirme ante mis intentos de vivir de la lastima,
más de una vez me soplaste vida y coraje con tus chocolates para que no
olvidara el dulce sabor de la existencia. Es bueno recordar como una bonita
anécdota que cuando no tenía para comer,
me llevaba a la boca uno de tus cuadros de cacao, ojala y todos los
jóvenes se pudieran encontrar a alguien como tú y si las carencias
circunstanciales un día los abrazan poder tener un chocolate que les mitigue el
hambre.
Yo sé que el Alzheimer “si algún
día me da”, no va a poder robarme el recuerdo de mi sonrisa cuando llevaba a la
boca lo único que tenía para pasar el día. Gracias por eso y por las veces que
lees las locuras de líneas sin sentido que escribo, gracias por acompañarme en
la aventura de querer dejar plasmado la historia de un país que le tocó vivir una
vez más las consecuencias de una idea fracasada de nombre socialismo y de
apellido comunismo. No creas que olvidaré la E mayúscula que se traga la s
minúscula. El Estado grandote que se devora a la minúscula sociedad. Eso es la
utopía del socialismo porque a comunismo nunca nadie ha llegado. No lo olvidaré
y donde quiera que vaya intentaré que otros no lo olviden, el único Winston que
vale la pena mencionar es al señor Churchill. Gracias por enseñarme porque vale
la pena recordarlo.
El día que publique mi novela mis
lectores han de saber que la mente maestra tras esa historia lleva tu nombre,
no solo por tu ingenio y lecturas sugeridas, no, no será por eso que te
recuerden. Lo harán porque a ud siempre le voy a deber el haber aprendido a
escribir decentemente. Gracias por ver en mí algo bueno y sobre todo gracias
por apostar a eso bueno que ves. Llevo el aroma de Venezuela en mi piel, porque
tú eres como ese país, lleno de mares de conocimiento, desiertos donde no crece
la victimización, montañas llenas de voluntad, lagunas de ganas para hacerlo
siempre mejor. Tú eres ese maestro que hace a Venezuela más grande porque no
abandonas a los tuyos aunque no tengas porqué estar, estás, y eso no se olvida.
Por último quiero que sepas que
me quedó clara la lección anti corrupción. No acepto ni aceptaré que se me
pague por hacer algo que no sé hacer. Dios quiera que los próximos ministros de
la futura humanidad, aprendan a no lucrarse por una labor que no saben hacer.
Me despido deseando que sepas que
hoy puedo comprarme mis propios chocolates. Pero créeme que no olvidaré los
tuyos. Para mi serás como la princesa
Diana, no solo recordada, también serás muy querida, privilegio de pocos.
Gracias por hacerme mejor persona
cada día.
Nota de la autora: Si por tu vida
ha pasado alguien tan especial que ni el Alzheimer puede borrar, escríbele,
dile algo, necesitamos saber que las semillas que plantamos están por florecer,
haz que la magia se contagie. ¡Anímate!
Escrito por: @A_leuzenev