lunes, 13 de noviembre de 2017

Quiero honrar a mis jefes


                       

                     Carta #1 “Quiero honrar a mis jefes”
Publicado: 13/11/2017 
Escrito por: @A_leuzenev 

Sección: “14 cartas en frecuencia de agradecimiento” 

“Cuando la depresión te aseche, espántala con frecuencia de agradecimiento, cuando la tristeza venga por tu felicidad, abre tu blog de notas y escribe cartas en frecuencia de agradecimiento. Querida mía, cuando sientas que estas a punto de rendirte, solo enfócate en agradecer porque al decir gracias estarás salvándote de los sentimientos que resienten al cuerpo al creer que nunca has tenido nada por lo que valga la pena dar las gracias” 
           Palabras del editor y creador de “14 Cartas en frecuencia de agradecimiento” 
Un martes por la mañana Jaim se preparaba para iniciar su día, apurada comenzó a atropellar su rutina, iba tarde a su encuentro con los conocimientos, de pronto su teléfono que nunca suena, le avisó que tenía una llamada entrante. Era su editor, ella no quería contestarle, sabía que la llamaba para pedirle un escrito que no tenia listo. Deslizó su dedo por la pantalla y con tono desdeñoso lo saludó, él le dijo que sabía que no tenía listo el próximo artículo, ambos intercambiaron risas como dos buenos cómplices. Con tono directivo le comunicó lo siguiente: - Esta llamada no es para que hables, esta llamada es para que escuches, cuando te propuse regalarte un blog llamado “Viviendo un país” bajo la dirección de “La vida y sus vainas” quería que hicieras lo que mejor sabes hacer, escribir sobre lo que vives, sobre lo que significa vivir un país como Venezuela, te lo regale para que nos constaras lo que ves, lo que hueles, lo que sufres, lo que logras, pero sobre todo para que nos contaras cómo es que los venezolanos superan la adversidad. Sé que estás viviendo un país que a veces te dibuja sonrisas y en el mismo día te las quita. Pero también sé quién eres, así que prepara la tinta y recarga el tintero, aquí te traigo una tarea que me ayudo a salir de la depresión que viví cuando también era un joven lleno de sueños pero sin dinero… nunca lo compartí con nadie, ahora siento que ha llegado el momento, escribe 14 cartas en frecuencia de agradecimiento, dedícaselas a todas esas personas que te han construido como ser humano, que te han inspirado a seguir tras tus sueños. Es hora de agradecerles a todos esos seres que te han enseñado, reconstruido, motivado, salvado y hecho feliz en ese maravilloso viaje que ha sido tu vida. Son 14 cartas porque las vas a escribir con el corazón de una niña de 14 años,  esa que ya va dejando de ser niña pero que todavía no termina de ser adulta… nos vemos en el próximo párrafo de nuestra historia, te quiero mucho mi querida Jaim… 

No hubo intercambio de palabras, no dio chance para objetar ni preguntar cuándo, cómo, ni de qué manera, la llamada ya había finalizado. Jaim comenzó a pensar en esa lista de 14, salió de casa como alguien que deambula, solo que ella iba pensando en nombres, temas, momentos y aprendizajes. Vivió su día pensando cómo abordar aquel reto, luego de su jornada diaria, se hecho en la cama, aún no se le ocurría nada, se quedo dormida pensando… hasta que en plena madrugada, su mente la asaltó diciéndole: ¡arriba las manos, dame todos tus pensamientos! 
Las letras habían llegado, a la primera historia le urgía ser atendida,  corrió como una loca por toda la casa, buscando su blog de notas, lo tomó como si temiese que las ideas huirían de ella. Y se dispuso a escribir. 
Carta # 1 
Quiero honrar a mi jefe 
Hace un tiempo en el cine proyectaron una película que se llamaba  “Quiero matar a mi jefe”.  Hicieron la uno y luego la dos. En ambas uno puede ver un par de cosas: (1) que los jefes suelen ser tan coños de madre que desatan en el trabajador uno que otro instinto asesino ¡Vamos, seamos sinceros, a veces provoca matarlos! Y (2) existe una lógica por la cual son los jefes: Porque  son como lobos de los cuales uno tiene mucho que aprender. Por mi parte, me voy a quedar con la segunda para iniciar mi vida en frecuencia de agradecimiento.  
Pues bien, yo no tengo un jefe, tengo tanta suerte que tengo dos: mi jefe inmediato es una mujer (socióloga) y mi superior es hombre (politólogo). Debo confesar que no es tarea sencilla trabajar al ritmo del vals que se toca en la oficina de mi jefa y luego,  al caminar tan solo unos 20 pasos, apretar el cordón de mis zapatos porque al entrar a la oficina de mi jefe, uno debe bailar reggaetón intenso y sin pareja. La verdad es un contraste genial, a veces me siento atacada por la bipolaridad: ella es paz y él es intensidad, ella es humildad y él es inspiración, ella es la mamá que te abraza cuando has tenido un mal día y él es el  papá que te da fuerzas, motivos y razones para seguir con esperanza. 
La razón por la que escogí escribir sobre ellos es la siguiente: cuando pienso en ambos, solo se me vienen a la mente aprendizajes bonitos, ellos me hacen estar enamorada de Venezuela de forma irrenunciable, me hacen amar a este país con un latir de intensidad que solo se siente por el amor reciproco. Nuestro trabajo consiste en hablar de la libertad cuando en el país entero todos los días nos encierra más y más, nos toca organizar eventos para los empresarios, los ayudamos con lo que somos y tenemos (amor por esta tierra). Trabajar en esto no es sencillo, porque tenemos la tarea de  organizar eventos de calidad en una sociedad que ya está perdiendo el paladar por lo bueno, cuando hacemos los eventos de escenarios tratamos de buscar las más diversas miradas sobre la crisis que vive Venezuela; los panelistas no solo deben mostrarnos la realidad del país sino que deben darnos razones para la esperanza y es ahí donde la tarea se nos pone peliaguda, buscar quien hable de lo mal que va el país no es difícil. Ahora encontrar quien hable de cifras, situaciones, medidas económicas, que explique por qué estamos como estamos sin culpar a la gente que también está sufriendo y que además de eso, nos inspire… no es cualquier trabajo. 

hace poco alguien me comentó: “es un chiste lo que pagan las empresas de utilidades, verdad que sí”…  lo miré y le dije: -Pues no sé, este año no cobro utilidades- su cara dejó ver que su espíritu izquierdoso mal comprendido se agitaba, salió su ser sindicalero y me dijo: -“¿Cómo que no? Si tú tienes tiempo ahí”… - respiré y, sin ánimos de explicarle mucho, le dije: -Apenas acabo de ingresar oficialmente a la nomina- veía en su mirada que estaba indignado y sabía que en breve me soltaría algo de Marx y alguna frase de explotación; era cuestión de segundos, así que me dijo: -“pero te tienen que dar algo, no sé un bono por rendimiento, tu le echas bolas, no vayas a dejar que te jodan, algo te tienen que dar”… - con esta última frase me quiero quedar, es perfecta para iniciar las “14 cartas en frecuencia de agradecimiento”. 

Nuestros ojos son como el lente de una cámara, enfoca y dispara. Si uno como trabajador, hijo, estudiante o ciudadano siempre va pensando que a uno algo le tienen que dar,  si solo pensamos que nos tienen que dar, estamos perdiendo dos tipos de enfoques: (1) cuándo es que tenemos que dar nosotros (2) agradecer lo mucho que nos han dado. 
Enfocaré mi mirada en lo mucho que me han dado e iniciaré el ejercicio de la frecuencia de agradecimiento: a ti jefa, te agradezco por ser mi mayor fuente de inspiración humana, sencillez, humildad (cosa no muy sencilla para los sociólogos jajaja), te agradezco el haberme dado la oportunidad de acompañarte en esa ardua labor de brindar espacios de esperanza en un país que parece haber perdido hasta la ilusión, te agradezco aquel acto de amor tan hermoso como fue ¡dejar de comerte tu empanada de queso! para dármela a mí porque mi desayuno no se veía estéticamente apetitoso ¡GRACIAS!. 
Te agradezco  la paz con la que me recibes cuando llego tarde al trabajo,  aunque no usas el metro  comprendes que es toda una odisea; por eso y más ¡GRACIAS! Te agradezco tu solidaridad ante los momentos duros que me han tocado vivir y el estar allí siempre con tu sonrisa tan preciosa, esa  que me hace sentir que todo va a pasar ¡GRACIAS! Finalmente te agradezco el que me exijas como tu empleada pero me trates como alguien de tu familia, muchísimas ¡GRACIAS! 

A ti jefe, te agradezco el haberme recibido con los brazos abiertos para llevar a cabo la tarea de reconstruir intelectual, ética y moralmente a este país. ¡GRACIAS! Te  agradezco toda la confianza que has depositado en mí, siendo este momento país complicado,  en el que  uno debe cuidarse hasta de la sombra, porque cualquiera por envidia te lastima, ¡GRACIAS! Te agradezco profundamente todas las lecciones, aprendizajes, que con tu ejemplo me das  ¡GRACIAS! Te  agradezco los dulces, los almuerzos, los chistecitos sarcásticos, los libros que compartimos ¡GRACIAS! Te  agradezco el haberme inspirado para ir a trabajar cuando la depresión no me lo permitía, te agradezco esa frase de “cuando la vida sea dura contigo, maravíllate de lo sublime” ¡GRACIAS! Infinitas gracias por permitirme estudiar en este momento país donde solo unos pocos pueden hacerlo, te agradezco la seguridad económica que me das para que vaya cada día a la universidad, para que mantenga vivo ese sueño de graduarme de socióloga. Finalmente te agradezco el ser duro como una roca y liviano como una pluma cuando de trabajo se trata ¡GRACIAS! 
Me despido con una reflexión: si uno espera que el año finalice para recibir mediante una compensación económica la retribución por todo el trabajo realizado, la inflación que vivimos nos hará ver que “las utilidades son un chiste”. Pero si uno se detiene a observar todo lo que ha recibido durante el año, mes a mes, acción tras acción, se da cuenta que ha recibido más que esas anheladas utilidades devaluadas. 
Por esto y más,  no quiero matar a mis jefes, yo los quiero honrar y darle las gracias por todo lo que me han dado.  

Aquel punto y aparte fue uno de los más placenteros que Jaim había colocado luego de mucho tiempo. Cerró su librera y se dispuso a sentir el placer que le reportaba su cuerpo, se sentía feliz, eufóricamente alegre, y fue ahí, mediante ese sentir que comprendió de qué se trataba escribir las “14 Cartas en frecuencia de agradecimiento”


Escrito por: @A_leuzenev

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